La pandemia del coronavirus o covid-19, sufrida a nivel mundial, ha supuesto un cambio rápido y radical que nos ha llevado a adoptar nuevos modelos de trabajo en el mundo laboral, el más importante, la implantación del teletrabajo, que hizo que muchas empresas pudieran continuar con su actividad laboral, a pesar del confinamiento. Pero no todos los sectores pudieron acogerse a esta modalidad de trabajo, por las características de la actividad que desarrollan, como puede ser el sector agrario, servicios o comercio.
Lo que sí es una realidad, es que, a partir de ese momento, las ofertas de trabajo en remoto se han disparado en las mayores capitales europeas y países desarrollados en general.
Esta posibilidad de trabajo en remoto abre muchas oportunidades de mejora, tanto para los trabajadores, como para las empresas.
Los trabajadores, entre otras ventajas, mejoran la conciliación de su vida personal y familiar con su desarrollo profesional; ahorran tiempo, al no tener que desplazarse y dinero en gastos de transporte hasta los centros de trabajo y consiguen una mayor flexibilidad horaria. Además, otro aspecto muy importante, es que pueden optar a puestos de trabajo fuera de su ubicación geográfica, sin tener que abandonar su lugar de residencia, cosa que antes no podían.
Las empresas, sobre todo, ahorran en infraestructura y costes de servicios y energía y disminuyen los accidentes laborales y el ausentismo. Además, esta forma de trabajo permite contratar profesionales que se ajustan más a las habilidades y competencias requeridas para el puesto ofertado al poder conseguir trabajadores de cualquier ubicación geográfica, sin tener que ceñirse al lugar del centro de trabajo.
El teletrabajo, por tanto, facilita a las empresas la captación de talento, la formación de equipos de profesionales con las mejores habilidades para desarrollar su trabajo. Gracias a las nuevas tecnologías, a las herramientas y dispositivos que permiten el trabajo en remoto, se puede trabajar de forma conjunta, de manera rápida y eficiente, para el logro de los objetivos de la empresa, sin obligación de estar todos los miembros del equipo en el mismo espacio físico.
Pero no todo son ventajas, también existen inconvenientes, entre los más comentados, para los trabajadores, la falta de relación social con los compañeros; la falta de un espacio adecuado para trabajar en algunos hogares; algunos trabajadores no cuentan con las habilidades y la formación digital necesarias para desarrollar su trabajo de forma autónoma en casa y puede darse un posible deterioro de la vida familiar al estar todo el día juntos en casa. Para la empresa, como puntos negativos, podemos destacar la ausencia de sensación de pertenencia a la compañía que pueden sufrir los trabajadores; el desconocimiento de la cultura y valores conjuntos que definen el proyecto de empresa o el aumento de gastos en dispositivos digitales, entre otros.
Teniendo en cuenta todo lo anterior, encontramos empresas que ofrecen a sus trabajadores la posibilidad de trabajo presencial, teletrabajo o híbrido, aunque hay compañías que no han seguido con la opción de teletrabajo después del confinamiento. Muchas de las que continúan con esta posibilidad, se han decantado por el modelo híbrido, combinando trabajo presencial y teletrabajo, ya que, actualmente, cuando alguien se plantea un cambio a nivel profesional, se demanda, de forma generalizada, la posibilidad de teletrabajo, de flexibilidad laboral y conciliación de la vida personal y profesional, incluso, en algunos casos, primando por encima de la retribución laboral. Esta nueva situación generada a raíz de la pandemia debe ser tenida en cuenta por las empresas a la hora de captar talento.
